Museo a la altura de Tamayo
Desde
dentro o desde fuera la mirada confirma lo evidente: el Museo Tamayo de Arte
Contemporáneo se ha transformado tras un año cerrado; ha comenzado su camino
hacia posicionarse como el museo mexicano que está a la altura de los grandes
recintos del mundo, entre ellos el MoMA, el Guggenheim y la Tate; por eso los 2
mil metros de ampliación, de los cuales 600 fueron para las salas de
exhibición, por eso los trabajos de remodelación y el equipamiento tecnológico
en el último año.
Hoy, ese
museo que en 1981 se inauguró a iniciativa del pintor mexicano Rufino Tamayo es
otro, ha crecido en un 30% de su espacio original diseñado por los arquitectos
Abraham Zabludovski y Teodoro González de León, justó éste último fue quien
ideó que en la ampliación del recinto debería integrarse más al Bosque de
Chapultepec. Y así se hizo.
Desde las
alturas, una terraza que es extensión de la librería y el restaurante se
integra al bosque, lo mismo ocurre con las puertas laterales que llegan desde
las áreas verdes hasta la sala educativa donde hay mesas y sillas multicolores
y libreros para recibir a los potenciales visitantes al recinto que en esta
nueva época espera incrementarlos en un 30 o 40%.
Esa es
parte de la nueva cara del museo que reabrirá sus puertas a todo público justo
el 26 de agosto cuando se cumplen 113 años del nacimiento de Rufino Tamayo, el
artista que está presente en la concepción y la esencia del museo, pero también
mediante una retrospectiva integrada por 47 obras -varias de ellas inéditas- que
encabezan el programa de seis exposiciones y el mural Homenaje a la Raza India,
1952, de Tamayo.
Además de
la ampliación para las salas de exhibición y la sala educativa, abrirán al
público el centro de documentación que contiene el archivo relativo a Rufino
Tamayo; también las bodegas de arte, las nuevas oficinas y el auditorio con
equipo de audio y video de vanguardia.
Esas son
las apuestas de Carmen Cuenca, la directora de recinto, quien asegura que han
abierto además patios que sirven para exposiciones y “grandes terrazas que nos
dejó el maestro Teodoro González de León que integraron al bosque de
Chapultepec con el espacio de exposiciones; ahora tenemos mayores entradas como
la sala educativa donde puedes llegar desde el Bosque, o en la parte de infraestructura
de librería y cafetería donde también está un acceso directo de Chapultepec”.
Museo que aspira alto
El Museo
Tamayo de Arte Contemporáneo, que mañana tendrá una ceremonia de reapertura a
la que está invitado el presidente Felipe Calderón y el secretario de Educación
Pública, alcanza una nueva meta en su historia con está remodelación y
ampliación que tuvo una inversión de 84 millones de pesos.
Y es tan
emblemática tanto en lo arquitectónico como en el contenido de su programa
curatorial que David Cohen, presidente del patronato de la Fundación Olga y
Rufino Tamayo, asegura que desde ahora el museo está a la altura de los más
importantes museos del mundo tanto en la calidad de las exposiciones como en
todos los proyectos curatoriales. “Estamos compitiendo ya a nivel internacional
con los grandes museos del mundo como el MoMA, el Guggenheim y la Tate y ahí
queremos ver el nombre del Museo Tamayo de Arte Contemporáneo internacional”.
El Museo
Tamayo de arte Contemporáneo emprende esa tarea mirando al pasado, por eso una
de las exposiciones en sus nuevas salas de exhibición tiene que ver con sus 31
años de historia, denominada Primer acto, una exposición colectiva que reune
pasado y presente bajo la curaduría de Andrea Torreblanca.
“Hay
muestras históricas, de arte moderno, muestras que traen obras de arte, por eso
está la colección dentro de contextos contemporáneos con las que el Tamayo está
repensando cómo volverse a insertar dentro de este circuito internacional con
una programación que sea para todo público”, señala Torreblanca.
A cada
paso dentro del Museo hay la certeza de verlo por primera vez, de mirar lo que
ha cambiado, de anotar lo nuevo y descubrir que en las salas hay performances e
instalaciones, que abundan las teles y los videos, que entre las reflexiones de
los curadores saltan frases como “integración de los espacios”, “imaginario del
progreso”, “proyectos arquitectónicos utópicos de la modernidad”.
Ante cada
telón que se abre o cada puerta que rechina para pobrar que hay un sentido
matemático al mismo tiempo que una traba irracional, está un espacio ampliado,
un rostro que plantea espacios para disfrutar y luego reflexionar como el del
Modulario, una sala de consulta según el proyecto arquitectónico de Gustavo
Lipkau y que es una sala construida con maderas ensambladas.
Hay
creaciones distintas, diálogos con el mundo y sin embargo el nuevo programa de
seis exposiciones que persigue la misma filosofía con la que el museo fue
creado hace 31 años, la de ser un espacio “de diálogo, de confrontación, de
sorpresa, de encontrarnos con los diversos sistemas de pensamiento de artistas
contemporáneos de todas partes del mundo, que es lo que cabal y puntualmente
hemos respetado, un museo donde la institución reconoce la aportación y la
persona de Rufino Tamayo, un espacio para el arte moderno y contemporáneo”,
como señala Juan Carlos Pereda, quien junto con Adriana Domínguez es el curador
de Tamayo Trayectos.
Así es la
cara del nuevo Museo Tamayo que abre sus puertas con seis muestras artísticas
que nada tienen de narrativas continuas.
Por: Yanet Aguilar Sosa
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