El
ambiente laboral en una franquicia, negocio o empresa es parecido a un campo de
batalla, pues los colaboradores deben coordinarse en equipo para seguir
objetivos y metas reales que los lleven a realizar una misión exitosa. Eso es
tan importante que en muchas ocasiones es detonante en la toma de decisiones
para seguir o dejar una empresa.
En
otros ámbitos de nuestra vida, en el amoroso por ejemplo, podemos elegir con
quién estar y cómo queremos estar. Si por una u otra causa estas condiciones no
son las que deseamos, podemos elegir libremente si queremos continuar o cambiar
de aires. Lo mismo pasa cuando nos afiliamos a organismos como la Asociación
Mexicana de Franquicias, a un Club Deportivo, Partido Político o cualquier otra
agrupación. Tomamos la decisión de ingresar porque tenemos algo en común con el
resto de las personas afiliadas. No obstante, si no sentimos esa integración o
existe la molestia de agruparnos con alguna persona en específico, evitamos el
trato eludiendo las reuniones, cancelando la membresía o simplemente nos damos
de baja.
Cuando
se trata de nuestra familia, es verdad que tenemos mayor libertad y opciones
que en el mundo laboral, sabemos con quién nos llevamos mejor, qué temas
podemos hablar con quien, a quién solicitarle un favor, etc. Y aunque es bien
dicho que “nadie elige a su familia” es muy común que miembros de una familia
completa peleen entre sí y decidan poner distancia parcial o total para
evitarse. Lo mismo pasa en un matrimonio, si no se lleva bien la pareja, se
divorcia. He visto inclusive a gente que en circunstancias adversas decide dar
en adopción a sus hijos, debido a la incapacidad de protegerlos y educarlos
como se merecen. En el ámbito amistoso, es mucho más sencillo elegir quiénes
entran en ese círculo, creo que como dice un escritor español: "Tener
amigos es el segundo ser. Todo amigo es bueno y sabio para el amigo. Uno valdrá
tanto como quieran los demás". No hay duda, por tanto: en el ámbito de las
amistades podemos y debemos elegir.
Siempre
podemos “escapar” de todos estos ámbitos, menos en el laboral. Porque si
estamos en una franquicia, negocio o trabajo en general, aceptemos o no las
políticas, debemos seguirlas, porque todo tiene una razón de ser, cada acción
tiene una reacción, si nos gusta o no debemos brindar lo mejor de nosotros
mismos y dárselo a la empresa para crecer en conjunto, no importando clase,
colores, condiciones, opiniones y creencias, todos debemos ir hacia el mismo
lugar.
No
importa que no hayas elegido a tus compañeros de trabajo, en algunos casos,
podemos elegir a nuestros subordinados, pero nunca a tus jefes. Es posible que
puedas elegir proveedores, pero no a tus clientes; al contrario, ellos te
eligen a ti. En el mundo empresarial además de relacionarte con gente de todo
tipo debemos actuar en sinergia con ellos para conseguir determinados
objetivos.
Por
ello, ante todo debemos tener muy alto el valor del respeto, el ser amable con
tus compañeros y respetuoso con tus jefes es la base para edificar un buen
ambiente de trabajo. Justamente por la falta de respeto en el mundo laboral nos
encontramos con multitud de problemas interpersonales que la empresa te exige
superar para conseguir realizar tu trabajo con eficacia.
El
trabajo no es sólo aprender habilidades técnicas sino, sobre todo, es un campo
de desarrollo interpersonal. El verdadero factor determinante son las
relaciones personales. Quien sabe desarrollarlas adecuadamente progresará y se
sentirá bien en su trabajo. El que no lo haga así tiene las puertas abiertas y
siempre puede encontrar otros horizontes, pero debe tomar en cuenta que son las
personas y sus actitudes quienes forman y fortalecen el ambiente en cualquier
empresa.
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