Existen 10 millones de personas ricas en
el mundo, una cifra que parece minúscula respecto a los seis mil 700 millones
de humanos que hay en todo el planeta. Con esos números, tenemos que sólo 0.15% de la población es millonaria.
Cantidad que no resulta ser absurda después de que en 2008 la Universidad de la
ONU postulara que cerca del 2% de la población más rica del planeta poseía el
40% de la riqueza global.
Quizás las cifras responden a la forma, a veces
estrafalaria, que tienen algunos de gastar el dinero. Y es que algunos poseen
tanto que sencillamente no saben qué hacer para gastarlo.
Si cuentas con ese efectivo y no se te ocurre
cómo gastarlo aquí te presentamos algunas peculiares ideas de lo que hacen
algunos de los millonarios y figuras del espectáculo más excéntricos del mundo.
Dennis Tito y
su odisea en el espacio
El norteamericano Dennis Tito, un ex
ingeniero de la NASA, cumplió el sueño de toda su vida: viajar al espacio.
En abril de 2001, el millonario se convirtió en
el primer turista espacial y pagó 20 millones de dólares para ello. Se entrenó
varios meses y viajó al espacio durante ocho días con dos astronautas rusos en
la cápsula Soyuz.
Paris Hilton y
su amor por lo animales
La cantante, actriz y empresaria es símbolo del
despilfarro. Hilton gastó una millonaria suma de efectivo para comprar un trozo
de tierra junto al nicho de Marilyn Monroe, con el objetivo de enterrar a su
cabra.
El Wurlitzer
de Jasper Sanfilippo
El empresario, amante de los instrumentos
musicales, hizo construir el órgano de tubos Wurlitzer más grande del mundo en
su propio hogar.
El magnífico instrumento, que habría costado dos
millones de dólares, tiene ocho mil tubos, mientras que el órgano que le sigue
en tamaño, ubicado en Radio City de Nueva York, ostenta sólo cuatro mil 500.
Duffield y su
mansión canina
David Duffield, dueño de una empresa de computación
de Sillicon Valley, gastó siete millones de dólares en construir una mansión
para sus mascotas.
La mega construcción incluye departamentos con
paredes de vidrio para los perros, alfombras y televisores gigantes.
El millonario
del Chelsea
Roman Abramovich es un fiel ejemplo de los
millonarios que aman el deporte. El empresario petrolero utilizó 217 millones
de dólares, de su fortuna total de ocho mil 300 millones, para comprar el club
inglés Chelsea al que tranformó en uno de los más importantes del mundo.
Obsesión por
las mansiones
El autor de la famosa serie Dinastía, Aaron
Spelling, fue conocido en el mundo por su afición a las mansiones. Su inmensa
residencia tenía 123 habitaciones, una pista de patinaje sobre hielo y un
jardín de rosas en el techo de su garage.
Los hoteles, las mayores víctimas
Los hoteles, las mayores víctimas
Los administradores de los hoteles más lujosos
del mundo están acostumbrados a las insólitas solicitudes de algunos
millonarios y muchos han tenido que lidiar con aquellas peticiones.
En el Ritz Carlton de Cancún, un cliente
solicitó ver películas en la playa privada que queda frente al hotel, pero no
le gustaba la arena en sus pies por lo que los conserjes debieron alfombrar
todo el camino hacia la playa.
Otro huésped en el Sagamore Resort de Lake
George de Nueva York, recibía poca señal en su móvil, así que decidió solicitar
la instalación de una torre de telefonía móvil.
Los trabajadores del Hotel Adlon Kempinski de
Berlín siempre recordarán a una familia que se dio cuenta que la hija menor
había olvidado su conejito de peluche en casa y no podía dormir sin él. Por
ello, solicitaron que un mayordomo manejara cinco horas hasta Hanover para
recuperar el preciado juguete.
¿Qué opinas de las ideas de estos
famosos? ¿Te atreverías a cometer estas locuras?
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