Nunca es tarde para decidirse a hacer las
cosas bien, incluso cuando los sentimientos dominan la razón. Como le sucede a
menudo a Ana Rosa Hernández, una apasionada emprendedora que hace más de 50
años fundó Car Fer, una empresa que nació como comercializadora de uniformes
para empleadas domésticas y que hoy fabrica más de 20,000 piezas mensuales y
genera 45 empleos directos.
Medio siglo después de convertirse en
empresaria, su negocio es el claro ejemplo de que las compañías de origen
familiar requieren de una mezcla perfecta entre emoción y estrategia. Y de
hecho, ya dio los dos primeros pasos que su negocio necesitaba para terminar de
despegar: aceptar que era tiempo de una primera sucesión y trabajar en su
profesionalización.
Además, Hernández afirma que ya está todo
listo para cumplir su máximo sueño: hacer que su empresa perdure a través del
tiempo. El responsable será Carlos Espinosa, su nieto. Pero antes de definir
que él estaría a cargo del negocio, la fundadora hizo un análisis profundo de
los posibles candidatos. “Estudié a fondo quién era el que más le convenía a la
empresa… no a la familia, a pesar de los problemas que eso significaba”, dice.
Y aunque no existe ninguna receta mágica para
lograr una sucesión exitosa, sí hay un ingrediente que determina el rumbo de
cualquier empresa familiar: una buena planeación. La emprendedora lo sabe y,
por ello, antes de dejarle el mando a su sucesor tomó lápiz y papel para
establecer las reglas del juego. ¿Sólo eso? No. También hizo que Carlos
conociera a fondo el negocio.
“Comencé como repartidor y actualmente soy el
director comercial de la firma, por lo que conozco los requerimientos de cada
área. Así me preparo para estar listo para cuando dirija la empresa”, explica
Espinosa. Tanto domina el negocio, que apostó por diversificar la producción,
ya que además de vender uniformes para trabajadoras domésticas, Car Fer lanzó
por lo menos ocho nuevas líneas de negocios en los últimos años.
Los resultados reflejan las ventajas de dejar
a la nueva generación trabajar: la compañía cuenta con más de 30 clientes como
Wal-Mart, Soriana, Chedraui y Restaurantes California. Su oferta se extiende a
ropa hospitalaria y clínica, camisas para empresas de servicios, uniformes para
restaurantes, cocinas y escuelas, prendas promocionales y de uso industrial.
Espinosa está convencido de que para
conquistar a nuevos mercados necesita formar alianzas estratégicas. La
finalidad: contar con la capacidad de producción para aprovechar nuevas
oportunidades de negocio. Hasta ahora, Car Fer subcontrata talleres en toda la
República, generando más de 200 empleos indirectos. “Lo escucho, tomo muy en
cuenta sus propuestas y, la mayoría de las veces, como tiene buenos argumentos,
se llevan a cabo sus ideas. Hay que dejarle la puerta abierta a quienes aman la
empresa como él”, dice la directora.
Prepara
al sucesor
Los fundadores de empresas familiares deben tomar en
cuenta que no sólo se trata de detectar al candidato ideal, sino de diseñar un
plan de desarrollo personal, a fin de formar al sucesor para que pueda tomar
las responsabilidades que se requieren para ser el líder. En el caso de Car
Fer, Espinosa tuvo el apoyo de su abuela para estudiar cursos relacionados con
el mundo empresarial en Canadá y Europa.
Al regresar, entró de lleno a la compañía,
volcó toda su atención a la operación del negocio y aprendió todo lo
relacionado con la industria textil. De inmediato, formó su equipo de
colaboradores, armó un plan de trabajo y se dedicó a analizar las áreas de
mejora. “Él ama tanto el negocio como yo y está dispuesto a aplicar sus
conocimientos para hacerlo crecer”, asegura la emprendedora.
La estrategia tiene distintas líneas de
acción, pero sin duda la prioridad es institucionali-zar el negocio, crear
manuales de operación, definir la estructura de la empresa y de los puestos de
trabajo para que sólo participen en él los mejores. El objetivo también es
evitar nepotismos o intromisiones por parte del resto de los miembros de la
familia.
El siguiente paso para Car Fer es crear una
junta general de accionistas, para mejorar la toma de decisiones; escribir lo
que se conoce como protocolo familiar, que no es más que un documento que
explica hacia dónde se dirige la compañía; así como crear un consejo consultivo
en donde incluyan personas ajenas a la familia para que aporten ideas para
crecer. “Si tienes una empresa es necesario que asumas el reto de transformarla
porque de lo contrario nadie más lo hará”, finaliza el director comercial.
3
reglas de oro
1. Tener todo por escrito. Si bien la sucesión en Car Fer no fue la ideal, debido a que en 50 años no hubo cambios de dirección y una sucesión, según los expertos toma 10 años. Hernández redactó su testamento para asegurar jurídicamente la permanencia de su negocio. “Tienes que dejar todo en orden si deseas que la empresa continúe contigo o sin ti”, recomienda.
2. Buscar asesoría. Ser profesional implica coherencia, por ello, si quieres tomar las mejores decisiones, incluye en tu estrategia las opiniones de expertos independientes a la familia. El objetivo es contar con una visión externa de las acciones y operaciones de tu compañía.
3. Tomar en cuenta la experiencia. Aunque en Car Fer es la primera vez en que se plantea un cambio de dirección, en el área administrativa trabaja Carlos Fernando Espinosa Hernández, hijo de la fundadora y padre de Carlos. Para el sucesor, la mejor manera de aprender es escuchar con humildad sus enseñanzas y seguir su dirección.
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