Cuando
hace siete años se preparaba para arrancar su fábrica de biofertilizantes
–Biofábrica Siglo XXI–, Marcel Morales pidió un préstamo a tres de sus
hermanos. Esto debido a que los bancos le pedían requisitos como años de
operación y estados financieros, imposibles de tener para alguien que inicia.
Después de convencerlos de la viabilidad del proyecto, sus familiares
accedieron a financiarle $1.5 millones. A los dos años, acorde con el pacto de
palabra que hicieron, la emprendedora liquidó el crédito. “Ahora soy yo quien
les presta a ellos”, bromea.
Recurrir a un amigo o familiar como fuente de capital es una práctica
recurrente en nuestro país entre quienes comienzan un negocio. Las cifras del
Banco de México sobre financiamiento a empresas son ilustrativas aunque no se
refieren sólo a proyectos que empiezan.
Según sus datos a diciembre de 2009, sólo un 20% accedió al crédito de bancos
comerciales. Las causas principales que lo explican son las restricciones en
las condiciones de acceso, aumento en las tasas de interés y mayores montos
exigidos como colateral.
Para alguien que recién comienza, a falta de proveedores, la opción es pedir
prestado al más acaudalado de la familia o bien, a un amigo con cierta holgura
económica. “La ventaja es que obtenerlo es más sencillo y los esquemas son
flexibles, algunos incluso van a fondo perdido”, dice Jorge Fregoso,
coordinador de la maestría en finanzas de la Universidad Anáhuac México Norte.
El problema es que según los expertos, muchos casos no terminan con un final
como el de Marcel. Si el proyecto no funciona y no hay forma de que el
emprendedor afronte el compromiso que contrajo, puede poner en riesgo la
relación de amistad o filial.
Por eso, a continuación algunas recomendaciones para sacarle provecho a un
crédito familiar.
1. Fundamentar la solicitud de préstamo. Cuando
Marcel Morales se acercó con sus hermanos, ya había elaborado un plan de
negocios. Esto le permitió presentarles de manera fundamentada su proyecto, convencerlos
de su capacidad para desarrollar los biofertilizantes que vendería, así como la
viabilidad que tendría el negocio a partir del análisis que había hecho del
mercado.
2. Tener claro el monto
y capacidad de endeudamiento. Para determinar cuánto pedir prestado
y en qué tiempo es factible pagar, es necesario elaborar un plan financiero. “Es la planeación de
ingresos, gastos y costos en que se va a incurrir”, explica Cristina Hernández,
directora general del Financiero Personal, servicio de consejería en
inversiones, mercados y finanzas personales.
El cálculo debe incluir no sólo lo que implica la inversión inicial. Fregoso
sugiere estimar el monto del crédito considerando el tiempo que tardará la
empresa en llegar a su punto de equilibrio.
Esta planeación debe considerar una proyección del margen de utilidades. “Si la
tasa de retorno es baja, entonces tiene que ser menor el endeudamiento”, agrega
Hernández. Con una rentabilidad del 25%, por ejemplo, es viable pedir cuatro
veces por cada peso que invierte el emprendedor.
3. Definir términos. Con base en las metas
financieras, el empresario puede negociar la vigencia del préstamo y su costo.
“Es importante fijar plazos e intereses como una presión para alcanzar las
metas, esto también traerá un mayor orden dentro de la organización”, aclara el
coordinador de la maestría en finanzas de la Anáhuac.
El que solicita el crédito debe tener claro hasta dónde se puede comprometer.
Una opción es proponer el plazo y los intereses con base en el rendimiento
esperado y el tiempo en que prevé recuperar su inversión. Pero cada término es
negociable y más cuando de ello depende que el acreedor se convenza de prestar.
En los términos hay que definir si la participación del familiar o amigo será
vía préstamo o como socio (con una aportación al capital). Si es por esta
última, los expertos aconsejan que se convenga desde un principio qué
porcentaje del capital tendrá, qué decisiones podrá tomar y por cuánto tiempo
participará dentro de la empresa.
4. Formalizar el
préstamo. El
trato de Marcel con sus hermanos fue “a pura palabra”; ésta no es la excepción
sino la regla. Los especialistas recomiendan poner en blanco y negro los
términos del crédito. Para Fregoso, los préstamos que se formalizan tienen
mayor probabilidad de éxito. “Además, una cosa es la familia y otra, los
negocios”, advierte.
Por su parte, Cristina Hernández propone, incluso, hacer el trato ante un
notario o con la asesoría de un abogado que verifique la validez del documento.
Los puntos clave que deben quedar por escrito son el monto del préstamo, tasa
de interés, plazo, garantías y forma de pago.
5. Establecer
garantías. “Mis
hermanos confiaban en que era un buen negocio, pero sabían que si no resultaba,
aún así podía pagarles, pues tenía una casa de ese valor”, cuenta Morales.
Aunque un crédito familiar es más flexible que uno bancario, hay que aclarar
qué pasaría con la deuda si el proyecto fracasa. Para ello, hay que establecer
garantías o esquemas para cumplir con el compromiso. Ojo: no tiene que ser
forzosamente un bien raíz, puede tratarse de un automóvil o hasta de activos
fijos de la empresa.
6. Elegir al acreedor
correcto. Para
saber a quién pedir un préstamo familiar no basta con recurrir al más
acaudalado de la familia. Debe ser alguien con una mentalidad emprendedora y
con tolerancia al riesgo, incluso consciente de que puede perder su dinero. Si
se recurre a los padres, considera que muchas veces sus ahorros representan el
capital para su retiro.
4 TIPS PARA SUMAR
CAPITAL FAMILIAR
- 1. No hay mayor seducción que una idea creativa que promete ser rentable,esto sustentado en un plan de negocios.
- 2. Pagar intereses superiores a los rendimientos que ofrece un banco en una cuenta de ahorro.
- 3. Hacer una presentación formal de la empresa y contar con un calendario detallado de pagos.
- 4. Darle la opción al inversionista de convertirse en socio de la compañía para participar en su operación.
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