En los últimos años, muchas
empresas se vieron afectadas por la crisis económica. Para estas empresas, la
capacidad de ser flexibles y adaptarse rápidamente a los cambios en el mercado
puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Sin embargo, hay un
factor que también influye en el destino de un negocio: sus empleados.
Sin duda, el capital humano
y el talento son el esqueleto de cualquier compañía, pero especialmente en el
caso de una Pyme (donde generalmente son menos de 50 empleados), su rol puede
ser incluso más crucial, debido a que sus habilidades y personalidad pueden
construir o romper una empresa. Sencillamente, la mejor estrategia de negocios
no es nada si no cuenta con la gente adecuada para que la ejecute. Por eso es
muy importante pensar a detalle antes de contratar para asegurarte de que cada
empleado cumpla a la perfección con el cargo.
En cuanto al equipo
necesario para un pequeño negocio, éstas son las cinco clases de empleados que
toda compañía debe tener para ser competitiva y poder alcanzar el éxito:
El
mentor. Muchos nuevos negocios carecen de entrenamiento formal y
de programas de desarrollo, pero esto no significa que los empleados novatos no
tengan una oportunidad de aprender en el negocio. Afortunadamente, existen
personas que nacieron para enseñar, aunque no sea en el salón de clases
tradicional.
Tener empleados que quieran
compartir su conocimiento con otros le quita una gran carga a los dueños del
negocio. No sólo elimina el costo extra de contratar especialistas en
capacitación, sino también entrega un conocimiento institucional que solamente
las personas que están dentro de una empresa poseen.
Estos ‘maestros’ de la
empresa pueden ir más allá de tener sólo las habilidades técnicas y de
compartir algunos elementos que hacen único tu negocio. Esta educación
finalmente ayuda a construir a la siguiente generación de líderes para la
compañía, lo que también trae consigo grandes beneficios para el momento de la
sucesión.
El
buscador de conocimiento. No todos los empleados nacen para
liderar, y eso está bien. Más esencial
aún es que haya empleados que tengan pasión por el negocio y sed de
conocimiento. Estos empleados no están satisfechos con saber lo básico de su
trabajo; continúan aprendiendo, ya sea de la operación diaria, tomando cursos
extra o incluso estudiando algún posgrado.
Este tipo de actitud es algo
que puede contagiarse hacia los demás empleados y tal vez inspirarlos a
estudiar en un futuro. Adicionalmente, esta clase de empleado suele estar al
pendiente de los avances tecnológicos y de las últimas tendencias, lo cual es necesario
para mantener actualizado tu negocio.
El
hombre (o mujer) renacentista. Los dueños de negocios
deben tener varias caras, desde la de director hasta la de administrador de
recursos humanos, por lo que les es de gran ayuda contar con empleados en su
equipo que sean igualmente multifacéticos. La gente que puede trabajar y
aportar algo en varias áreas de la compañía son inmensamente valiosos.
Los dueños de pequeños
negocios tienden a sentirse abrumados por la cantidad de tareas y pendientes, y
a tener equipos de trabajo limitados. Por eso, es importante conseguir a este
tipo de personas que pueda hacerse cargo de ciertas tareas, para que el dueño
se concentre en el crecimiento y las estrategias.
El
optimista. Por cada pequeño negocio que ha logrado sobrevivir a
pesar de la crisis, muchos otros han batallado demasiado por mantenerse a
flote. Trabajar para una compañía que está teniendo problemas financieros,
puede tener un impacto muy negativo en la moral del empleado. Por ello es
imperativo tener gente en el equipo que sea capaz de encontrarle las cosas
buenas a las peores situaciones.
Quizás no cambien el destino
de la empresa, pero pueden tener un efecto muy positivo en la psique de los
empleados y en la cultura de la empresa, lo cual se ve reflejado en la
operación diaria.
El
retador. Tener empleados que apoyan las decisiones de los dueños
en un cien por ciento no es nada malo, pero también es bueno contar con algunos
cuantos que estén dispuestos a hablar y a retar el estatus quo, o incluso una
dirección que la empresa esté tomando.
Rodearte únicamente por
personas que te digan que sí a todo no tiene ningún beneficio para ti o tu
negocio en general, simplemente porque no todas las ideas son brillantes. En
lugar, lo que debes cultivar es una atmósfera de debate saludable y una cultura
de colaboración para asegurar que en tu negocio se generen grandes ideas y
estrategias. Todos necesitamos mantenernos en la realidad y la gente que
trabaja diariamente en tu negocio es la que puede dártela.
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