Para un gran número de
emprendedores, obtener financiamiento puede significar la diferencia entre
tener un negocio próspero o formar parte de las estadísticas que indican que
sólo una de cada 10 empresas nuevas que se crean sobrevive a los primeros cinco
años de operación, según datos de la Secretaría de Economía (SE).
Sin embargo, la mala
administración de los recursos también puede provocar que el negocio se venga
abajo. De acuerdo con un estudio de la Comisión Nacional para la Defensa de los
Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), el 43% de las empresas fracasa
por esta razón y sólo dos de cada 10 empresarios están capacitados para
administrar su propio negocio.
Por eso, si ya conseguiste
los recursos que necesitas para llevar a tu empresa al siguiente nivel, es
clave que aprendas a manejarlos. Aquí te presentamos los ocho errores que se
suelen cometer una vez que se obtiene un crédito, para que tomes nota de cómo
evitarlos.
1.
Mezclar el crédito personal con el empresarial
Los préstamos personales
pueden ayudarte sólo hasta cierto punto y tarde o temprano tu negocio
sobrepasará los recursos financieros asociados con tus activos, lo que
disminuirá su estabilidad financiera.
Solución: opta por los
créditos empresariales. Recuerda que tu empresa necesita desarrollar un
historial financiero fuerte para asegurar préstamos más grandes y complejos en
el futuro. Además, como afirma Pedro Piza, profesor en Contabilidad y Finanzas
del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), estos créditos tienen
mejores condiciones con tasas que pueden ir del 8 al 12%, contra las de uno
personal que manejan porcentajes del 45 al 50% anuales.
2.
Tener el crédito incorrecto
Las empresas suelen tomar
las líneas de los bancos para hacer remodelaciones, comprar equipo, etc. Pero,
como explica Víctor Calderón, socio director de ArCcanto –consultora
especializada en créditos para Pymes–, éstas se deben usar exclusivamente para
necesidades de corto plazo como inventarios, cuentas por cobrar, nómina, etc.
porque si no, podrían convertirse en una deuda impagable.
Solución: la clave para
saber qué crédito utilizar dependerá de qué vas a financiar. La regla de oro es
que el plazo del financiamiento siempre debe ser mayor al periodo de
recuperación de la inversión del proyecto. Así, si vas a comprar una máquina,
debes considerar que recuperará su costo de tres a cinco años (dependiendo el
giro). Es decir, que necesitas un crédito mínimo a tres años, explica Calderón.
También es bueno acercarse a
un especialista o asesor financiero externo para determinar qué tipo de crédito
te conviene.
Ya sea por una emergencia,
imprevistos o necesidades más inmediatas, en ocasiones los emprendedores
utilizan el dinero prestado para cubrir otros aspectos del negocio o su vida
personal.
Solución: utiliza los
recursos para generar utilidades, crear valor y sentar las bases para un
negocio exitoso en el largo plazo. Por eso, siempre debes mantener el control y
previsión sobre lo que tu empresa necesitará en seis meses o un año. De lo
contrario, la deuda crecerá y podrías pasar años pagando sólo intereses y sin
cubrir el capital.
Olvidos, bajas ventas,
crisis, eventos desafortunados u otras deudas. Sea cual sea la razón, la
realidad es que cada vez que dejas de pagar a tiempo aumenta tu deuda, lo que
podría traer registros negativos en tu historial crediticio.
Solución: adopta prácticas
de administración responsable, que incluyen desde conocer cuál es el ciclo
operativo de la empresa (para saber cuánto tiempo necesitas financiar) hasta
cumplir con tus obligaciones fiscales. Así sabrás hasta cuánto te puedes
endeudar y cuál es tu capacidad de pago.
Y por supuesto, también paga
incluso antes de la fecha límite a proveedores, Seguro Social, Hacienda, etc.
para mantener una buena reputación como empresa.
5.
No saber lo que realmente te están cobrando
No se trata sólo de conocer
el monto que te prestan y la tasa de interés, sino cuál es la comisión por
apertura, si se cobran intereses sobre saldos insolutos, si debes cubrir
seguros y notarios (en caso de que pidan garantías sobre bienes), entre otros,
para hacer el cálculo efectivo de cuánto tendrás que pagar en total.
Solución: pregunta al
ejecutivo de cuenta o gerente de la institución cuál es el monto mensual que
debes pagar de manera desglosada, así como la tasa equivalente, la tasa
moratoria y demás pagos que corren por tu cuenta como cliente. Si descubres que los pagos te sobrepasan, intenta reestructurar la deuda antes de que te cause problemas con el Buró de Crédito.
6. Ignorar la moneda
“Tener un crédito en una
moneda diferente a la que tú facturas puede ser desastroso”, sentencia
Calderón. El riesgo está en que ante cualquier variación en el tipo de cambio
(en pesos, dólares o euros), la deuda podría aumentar y llevar a la empresa al
cierre de operaciones.
Solución: si tu crédito es
de corto plazo o por un monto menor a $20 millones, unifica el crédito en la
moneda en la que facturas para protegerte. Si es de largo plazo o supera ese
monto, contrata una cobertura con la misma institución. Aunque resulta más
cara, congelará las tasas para mitigar el riesgo cambiario, asegura Piza.
7.
No usar el crédito
Tus recursos están detenidos
porque no sabes cómo usarlos (pero los sigues pagando).
Solución: Calderón sugiere
averiguar qué descuento ofrecen tus proveedores por pronto pago y saldar tu
cuenta de contado utilizando tu préstamo. También puedes invertirlos en alguna
innovación o en hacer más productiva la empresa, por ejemplo, con publicidad o
una nueva línea de producto; siempre y cuando el costo-beneficio resulte en
flujos positivos.
Ya cumpliste con tus
objetivos e incluso estás viendo utilidades, pero te sobró algo de dinero y
continúas haciendo los pagos correspondientes.
Solución: no alargues más la
deuda y liquida el crédito cuanto antes. Ojo: siempre pide un préstamo que no
tenga penalización por prepago.
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