Existe un perfil de empleado muy habitual al que hay que prestar
atención especial. Se trata del que está constantemente indagando en las
ofertas de empleo, dejando curriculums y esperando una mejor oportunidad
laboral. Son los que ni están motivados, ni se consideran lo suficientemente
valorados, ni se identifican con sus actuales empresas, pero son por el
contrario, los que poseen una alta empleabilidad. Lamentablemente, la dirección
no es consciente de esta realidad hasta que ya es demasiado tarde, porque no se
ha molestado en averiguar ni conocer las necesidades, intereses y
preocupaciones de cada uno de ellos. Por esto, las empresas deben plantearse
seriamente realizar un esfuerzo importante para mantener a sus mejores
empleados más que satisfechos.
Es hora de trabajar duro y
tratar de retener a los que realmente merecen la pena, porque de otro modo, la
competencia lo hará por nosotros.
Sentido
de pertenencia
No podemos permitirnos el lujo de tener personas insatisfechas con su trabajo, ya que la insatisfacción de los empleados redunda directamente en los resultados. La empresa debe cumplir con las necesidades específicas de cada trabajador, siendo los directivos los que tienen que demostrar buenas dosis de humanidad e inteligencia emocional.
Está comprobado que, un
empleado motivado, con una actitud positiva en su trabajo y comprometido con lo
que hace, está menos predispuesto a abandonar la empresa, porque tiene un
sentido de pertenencia, su vinculación con la empresa es mayor.
Al igual que ocurre con los
clientes es mucho más costoso seleccionar y formar nuevos candidatos que
retener a los empleados actuales.
Hay incluso clientes que son
verdaderamente fieles al empleado, los cuales, a su vez, se convierten en
compradores leales y actúan como embajadores de la empresa. Lo peor es cuando
estos clientes no tienen ningún inconveniente en seguir al empleado si éste
cambia de empresa.
El salario emocional
Aunque el sueldo y los beneficios monetarios son importantes, se convierten a la postre en desmotivadores. Los empleados valoran cada vez más los beneficios no monetarios.
Éstos hacen la vida del
empleado mejor y más cómoda y la empresa debe ser creativa en la forma de
encontrar soluciones de este tipo, cuyo objetivo sea su retención y
fidelización. Potenciar los beneficios sociales que se centran en la
conciliación de la vida laboral y personal, la flexibilidad, la calidad de
vida. En la actualidad un trabajo es algo más que un lugar donde ganar dinero y
más que una serie de tareas a realizar.
Uno de los grandes desafíos de
las empresas es despertar el compromiso de su gente y ver qué es lo que motiva
realmente a cada uno. Diversos estudios al respecto han constatado los
diferentes factores que más influyen en la motivación del empleado, pudiendo
citar como más importantes los siguientes:
* La formación ofrecida por la
empresa
* El conocimiento de lo que se espera de él cada día
* La calidad de la relación directa con su superior inmediato
* El poder expresar sus ideas y sugerencias
* Actuar y contribuir en otras áreas de la empresa
* Oportunidades de ascenso y promoción
* Retos profesionales
* Ambiente laboral agradable, flexibilidad, libertad, seguridad,
equidad entre el resto de compañeros
* Planificación de la carrera profesional
* Planificación de la carrera profesional
* Reconocimiento de sus logros por parte de la dirección y
considerarse recompensado, reconocido y apreciado
La relación
La relación con el empleado es la variable que hace la diferencia entre unas organizaciones y otras. Como dicen James C. Collins y Jerry I. Porras, "una ideología clara y bien expresada atrae a la empresa a personas cuyos valores personales son compatibles con los valores centrales de la misma. Y a la inversa; repele a aquellos cuyos valores personales son incompatibles". Es necesario fomentar una relación fluida y especial entre el empleado y su superior directo, ya que esta relación es la que realmente sopesará su permanencia futura en su lugar de trabajo.
El trabajo de un directivo o
superior será identificar esas áreas en las que sus empleados son más
creativos, más productivos y donde se sientan más satisfechos; para luego
buscar la forma de darles autonomía y hacer que puedan concretar sus ideas en
esas áreas. Esto se realiza dialogando, comunicándonos sin prejuicios y
estableciendo claramente qué pretende conseguir cada una de ellas a nivel
individual, y si estas metas u objetivos se pueden sincronizar a nivel grupal.
Es muy importante potenciar la
participación de todos los componentes a fin de fomentar una dinámica más
favorecedora en la comunicación interna, movilizar la creatividad y el esfuerzo
mental para, con ello, conseguir la solución de problemas y a su vez, hacerles
sentir que son parte importante de la empresa.
Por Ricardo Shahin
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