Las empresas grandes tienen muchas ventajas frente a las novatas: infinidad de recursos, capital económico y relaciones ya establecidas con los clientes. También, las empresas más grandes -con su personal experimentado y los procedimientos más complejos- tienden a cometer menos errores. Sin embargo, esto no es una ventaja. De hecho, para un nuevo negocio, la voluntad para equivocarse es una fortaleza que los managers deberían impulsar.
¿Por qué? Porque los errores son lo que ocurre cuando te mueves rápidamente. O, poniéndolo de otra manera, si quieres minimizar errores, deberás ir más lento. Si te consumes demasiado previniendo errores, entonces sacrificarás la rapidez de tu empresa. En el competido panorama actual de negocios, esto no es aceptable para una startup donde la rapidez es una de las pocas ventajas naturales que tiene sobre una de mayor tamaño.
Conforme creces, inevitablemente perderás parte de esa rapidez pero puedes minimizar la pérdida comprendiendo qué es lo que sucede. Sí, existe el temor de problemas legales y la pérdida de clientes; pero la principal razón por la que las compañías pierden velocidad en su crecimiento es porque el equipo también crece en su temor de equivocarse.
Por ejemplo, ¿recompensas al empleado que entrega una presentación perfectamente bien escrita y formateada? ¿O al empleado que entrega una presentación no tan profesional, pero que ha comunicado las respuestas correctas en menos tiempo? ¿Quién consigue ascensos en tu empresa? ¿Es la persona que asume riesgos importantes y calculados, y que ocasionalmente se equivoca? ¿O es aquél que sigue las reglas y nunca arriesga?
En muchas empresas, los trabajadores cautos y sin equivocaciones ganan siempre, mientras que los más agresivos, que completan las tareas en la mitad de tiempo con uno que otro error, suelen perderse y no ser considerados.
Los errores tienen un costo, pero la velocidad es un beneficio. Es crítico entender que en algún punto de tus esfuerzos para minimizar errores, perderás en maximizar la productividad y eficiencia del espacio laboral.
¿Y cómo nos aseguramos de que se haga esto? ¿Cómo podemos enseñar a nuestro equipo a manejar rápidamente y aceptar un error ocasional?
Después de todo, en una empresa pequeña que apenas empieza a crecer y escalar, es mejor tomar 50 decisiones y cometer cinco errores al día, que tomar 10 y acertar en todas. Mientras puedan hacer lo mejor posible con la información disponible en el momento (y teniendo en mente los mejores intereses de la empresa) no tendrá repercusiones el equivocarse.
Pero las palabras no son suficientes: también es necesario que ellos te vean cometiendo y aceptando errores. La gente no quiere que les digas qué hacer, quieren verte a ti haciéndolo también.
Les compartimos las cuatro guías para impulsar esta actitud:
1. Diles a todos que los errores no sólo son aceptados, sino que también son necesarios para conservar la velocidad, mientras que éstos sean hechos con buena voluntad, no sean repetidos y se arreglen rápidamente.
2. Refuerza el mensaje mostrando un par de tus propios errores y celebrando su rápido arreglo.
3. No envíes mensajes conflictivos en los que regañes a las personas por cometer errores honestos. Arregla el problema y toma la oportunidad para recordarle a tu equipo que los errores son apreciados si se hacen por mantener el ritmo veloz en la empresa.
4. Premia y promueve a aquellos empleados que terminan el trabajo en menos tiempo y adoptando ciertos riesgos, no a aquellos que se van a la segura y no cometen errores.
Si te mueves rápidamente tropezarás de vez en cuando. Convence a tu equipo que un mal paso ocasional vale la pena y que será bien visto y no censurado. Necesitas la velocidad; recuerda que es uno de tus principales activos como startup.
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