viernes, 18 de octubre de 2013

Día de muertos: cinco lugares con festejos representativos

En México, el Día de Muertos es una de las celebraciones más arraigadas y esperadas año con año. Su tradición se remonta a la época prehispánica, cuando se honraba a los difuntos. Con la llegada de los españoles, estas festividades se hicieron coincidir con las celebraciones católicas del Día de los Fieles Difuntos y el Día de Todos los Santos. En 2003, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) consideró el Día de Muertos de México como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
En varios rincones del país se celebra este día de manera particular, es por ello que te presentamos cinco lugares que han sido reconocidos en México y el mundo entero, por sus tradiciones: las ofrendas, los rituales, el decorado y la visita de sus panteones.

San Andrés Mixquic,  Ciudad de México

Ubicada en la delegación Tláhuac, al sureste de la Ciudad de México, San Andrés Mixquic es considerado el lugar más tradicional en Día de Muertos. Su nombre significa Lugar de los Mezquites. Fue fundado a finales del siglo XII, pero sus tradiciones vienen de más atrás, cuando era un importante centro ceremonial nahua. En esta zona se encuentran vestigios que representan a la lluvia, la guerra, la muerte y Mictlantecuhtli, dios azteca del inframundo. Es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En Día de Muertos, Mixquic celebra con diversas actividades que van desde la danza, el teatro, hasta exposiciones, visitas guiadas y la exhibición de sus tradicionales altares. Según la creencia popular, las familias esperan a las ánimas de sus difuntos el 1º de noviembre al medio día, cuando el sol pasa por el cenit. El día 2 de noviembre, a las cuatro de la tarde, se escuchan las campanas del convento Agustino. Las familias de los difuntos se dirigen al camposanto, con flores y veladoras, para rezar por las almas de sus fallecidos. Cada año, Mixquic espera un promedio de 15 mil visitantes para estas fechas.
Pátzcuaro,  Michoacán
Ahí las comunidades indígenas, grupos mestizos, urbanos y campesinos, se reúnen para celebrar a la muerte. Esta festividad tiene su origen en tiempos prehispánicos, que después se trasladaron y adoptaron con la llegada del cristianismo; anterior a los españoles, la muerte se festejaba por el mes de agosto. El día 1º de noviembre se dedica a los muertos chiquitos, día en el cual se realiza la velación de los Angelitos. Al amanecer, las familias se dirigen al cementerio donde los niños velan a sus hermanos y hermanas fallecidos; sus padres esperan en un costado del cementerio. Para ambos días, se realiza la ofrenda como homenaje al visitante distinguido, el familiar fallecido y la Muerte. Son altares coloridos, que esconden un toque místico gracias al incienso. Las ofrendas se componen de papel picado, flores, dulces, pan y frutos.
Huequechula,  Puebla
En Huaquechula Puebla, las ofrendas son dedicadas a los seres queridos que han muerto en el transcurso del año. En este mágico festejo los lugareños conviven con las ánimas, caminan con ellas y llevan a la mesa sus alimentos favoritos. Se cree que después de este festejo, los muertos pueden marcharse en paz, llevando algo con ellos para su camino; con ello, también se les ha dado parte de su eternidad al ser recordados. En esta región, los altares tienen objetos representativos de la celebración; como el pan, las calaveras de azúcar, entre otros. Su base es papel picado blanco. Este altar tiene niveles bien definidos. En el primero, se coloca la comida y la bebida, donde no puede faltar el mole, el atole, el chocolate y el pan de muerto. En el segundo van las reliquias del ser querido. Por último, en el tercer nivel, se coloca una cruz y/o la imagen de un santo. Los altares se encuentran dentro de casa y, para guiar a las almas, se encuentra un camino de veladoras desde la puerta hasta el altar.
Xochimilco,  Ciudad de México
Cerca de Mixquic, encontramos otro sitio donde la celebración del día de muertos se ha rescatado y mantenido por cientos de años. En Xochimilco, los festejos se caracterizan por las trajineras y sus flores, por las chinampas, por su lago. La celebración del día de muertos en Xochimilco inicia el día 31 de octubre, a las ocho de la noche y se dedica a los niños difuntos. En el interior de las casas, se pone una ofrenda con los elementos típicos: calaveritas de azúcar, pan de muerto, fruta, además de un vaso de agua y un vaso de leche, juguetes y golosinas favoritas del niño. Al terminar de colocarla, los adultos y niños rezan por los pequeños fallecidos. En las calles, al anochecer, se comienza a adornar con lucecitas viajantes; los niños pasan hasta altas horas de la noche pidiendo calaverita, con frases como Ya vino el chavo del ocho a pedir su bizcochoYa vino Jorge Negrete a pedir su golleteYa vino la chilindrina a pedir su mandarina.
Además de las tradiciones en casa y en la calle, los panteones son visitados e iluminados en la noche del 2 de noviembre, hasta las 2 de la madrugada. Además de sus colores, su veladoras, se lleva música de mariachis, grupos norteños y estudiantinas. También se realizan concursos de disfraces de Catrina, exhibiciones y espectáculos relacionados con el Día de Muertos.
Huejutla de Reyes,  Hidalgo
En la Huasteca hidalguense, este día se le conoce como Xantolo; palabra de origen náhuatl que quiere decir “fiesta de todos los santos”. Se le considera la celebración más importante de la región y el lugar más representativo es un pequeño pueblo llamado Huejutla de Reyes, también conocido como Tehuetlán. El lugar se encuentra rodeado de los Cerros de San Francisco y Hauzalingo, de colinas, arroyos, ríos y hermosos paisajes que enmarcan la celebración.
En esta región se rinde culto de manera especial, incluyendo cantos y danzas, además de platillos típicos. El Xantolo se caracteriza por la devoción, la unión de sus habitantes y el esmero con el que hacen los preparativos para recibir a sus familiares y amigos fallecidos que llegarán de visita en estos días.

Date una vuelta por alguno de estos bonitos lugares y revive una de las tradiciones más representativas de nuestro país.

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