Negociar, cuando se hace de manera correcta, crea situaciones donde
ambas partes ganan. Desafortunadamente, muchos profesionales ambiciosos
están atrapados entre emular la idea estereotipada de Hollywood de un
magnate rudo en los negocios y los recuerdos de la niñez de cuando te
decían que fueras paciente y esperaras las recompensas. Como resultado,
muchos profesionales temen negociar y hacerlo más como un juego de
adivinanza o un juego de blackjack.
No puedes avanzar en tu carrera o ser dueño de una empresa exitosa si
no pides lo que quieres o inicias negociaciones sin tener un plan de
entrada. Con eso en mente, aquí hay cinco maneras en las que puedes
convertirte rápidamente en un negociador poderoso:
Identificar qué quieres antes de entrar a negociaciones te da la
habilidad tanto de visualizar el resultado como de evitar dejar la mesa
con el sentimiento de venderte por muy poco. Antes de entrar a junta con
la otra parte, ten muy clara una cantidad exacta de dinero, términos,
etc.
Una vez que identificas tu meta deseada, prepárate para pedir por un
poco más, lo que te permite tener un margen de maniobra para tu jefe o
cliente para “caer” en el lugar deseado. De todas maneras, no te
sorprendas si al seguir estos tips terminas saliendo con más de lo que
habías establecido en tu meta inicial.
¿Cuáles son sus requerimientos y restricciones? Tómate el tiempo para
investigar la empresa y/o a la persona con la que te vas a reunir y
descubre sus necesidades básicas, los resultados de juntas anteriores y
qué los haría verse mejor. Recuerda que el precio no es siempre el
factor más importante, contrario a lo que diría el cliente o el jefe.
¿Qué aportas a la mesa? ¿Estás ofreciendo un servicio de generación
de ingresos para la empresa? Si es así, ¿qué tanto dinero obtendrán como
resultado de tus servicios? Si estás negociando por un aumento, evalúa
si realmente has superado el trabajo de personas anteriores, haciendo o
salvando una considerable cantidad de efectivo para la compañía. ¿Qué
tanto le costaría a la empresa perderte?
Tal vez no salgas caminando con la cantidad exacta que habías
pensado, pero puedes asegurarte que te irás con el “valor” que deseabas.
Si buscas un aumento del siete por ciento, pero tu jefe te dice que lo
mejor que puede hacer la empresa es un cinco por ciento, considera pedir
trabajar desde casa un día a la semana o incluir cinco días extras de
vacaciones pagadas al año. Descubre una alternativa que valga ese 2% extra para ti. Aceptar poco sin ganar algo de regreso es el
equivalente a aceptar que vales menos de lo que pediste.
Conoce tus límites y considera la posibilidad de irte. Mientras que
esto puede ser difícil cuando tratas con grandes empresas o hasta con el
trabajo de tus sueños, es imperativo que nunca entres a negociaciones
sin la opción de poderte marchar. Esto disminuye la probabilidad de que
la otra parte pueda utilizar tácticas difíciles para acorralarte.
También habrá momentos cuando necesitarás establecer que su oferta no es
suficiente y que no podrás llegar a un trato.
Estarás sorprendido de lo frecuente que las negociaciones que
parecían haberse quebrado pueden revivir cuando la otra parte entiende
que no estás desesperado y tienes otras opciones.
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