Cuando la delgada línea que divide nuestro negocio de nuestra
vida personal deja de existir, es el momento en que muchos cometen errores que
podrían incluso acabar con la empresa. Entre esos, uno de los más comunes es el
uso de las tarjetas de crédito personales para resolver necesidades de capital
de la empresa, cuando, por lo general, el costo resulta más elevado.
En México, se estima que cuatro de cada 10 Pymes usan las
tarjetas para obtener capital. No caiga en ese error, separe los números, tenga
un presupuesto personal y otro para su Pyme con el fin de no mezclar el dinero
del negocio con el presupuesto familiar.
Tenga un salario y que
sea real.
Quizás usted hace todo en su negocio, pero fíjese un salario acorde a la
realidad de la empresa y evite estar recurriendo a la caja chica para asuntos
personales. Sobre todo, no gaste dinero antes de haberlo ganado.
Mantenga el orden. Lleve un registro claro
de ingresos y egresos, esto le permitirá hacer un balance mensual para así ver
aspectos a mejorar en el ejercicio de su presupuesto. Una forma de controlar el
gasto es observar durante un mes las proyecciones de ganancia y decidir lo que
hay que comprar y lo que se puede
esperar.
¿Crédito? Sólo para lo
que conviene. En el caso de las tarjetas, sean de débito o crédito, funcionan
muy bien para tener al día sus pagos y transacciones pero tenga cuidado de
pagar lo que gastó antes de la fecha de corte para no generar intereses. Y, si
va a recurrir a un crédito, defina antes qué tanto lo necesita y sobre todo,
cómo lo va a pagar. Una mala planificación puede desequilibrar las finanzas de
su PYME. Si ya tiene un crédito, busque cómo amortizarlos mes con mes hasta
eliminarlos.
Pierda miedo a la
asesoría.
Aunque usted pueda llevar la contabilidad básica y presentar la declaración
fiscal, siempre ayuda delegar ese tiempo de funciones en un experto que, además,
pueda asesorar en otros temas. Si no puede tener uno para la empresa, contrate
a alguien por servicios, con quien se pueda reunir al menos cada trimestre para
revisar que todo esté bajo control.
Lo ideal es mantener
cuentas separadas y contar con un detalle de cada uno de esos presupuestos,
cuáles son los gastos, a qué rubros van y, sobre todo, mantenga porcentajes
establecidos de ahorro para eventualidades, es uno de los mejores hábitos
financieros.
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