Happiness marketing o
marketing de la felicidad es una tendencia de marketing en la que se adoptan
estilos de vida saludables o perspectivas positivas, y que está creciendo.
Ésta nació como alternativa
para lidiar con crisis económicas y para incentivar a los consumidores a
gastar, independientemente de su posición social e ingresos.
Lejos de destacar que este
esfuerzo surgió realmente para motivar el consumo y no para fomentar el
bienestar, diremos que su mensaje e intención son válidos y positivos,
justamente.
En estos tiempos de contínua
crisis en todos los ámbitos, a veces necesitamos un estímulo que nos haga
sentir bien, contentos, y es una realidad psicológica común que en ocasiones
consumimos como medio para sentir bienestar y disponer de una especie de alivio
al estrés y conflictos del día a día.
¿Te suena familiar?
Además, esta tendencia
corresponde a una evolución lógica del mundo del marketing, en el que cubrir
necesidades básicas o alcanzar la mera satisfacción del consumidor son
objetivos que quedaron muy atrás.
Pareciera que “satisfacción”
y “felicidad” son lo mismo, pero se trata de conceptos muy alejados uno del
otro.
Felicidad es un concepto
abstracto y ambiguo que obedece a un estado del ánimo humano. Y con base en
esto, la felicidad en el ámbito del marketing es crear una relación de
fidelidad con el cliente y rentabilizar los procesos de ésta con la marca.
Satisfacción es algo que el
consumidor busca, aquí el producto es primordial; en cambio el happiness
marketing ve al producto como un pretexto para crear un vínculo con el cliente,
que es en donde reside la felicidad.
El marketing de la felicidad
busca que el consumidor alcance un estado permanente de bienestar en relación
con la empresa y que a partir de ello nazca un nexo.
Para lograr que un cliente
sea feliz a partir de su consumo, la marca debe entregarle lo que espera y en
ese empate es que se creará un vínculo de fidelidad, que trascenderá al mero
momento de sentirse satisfecho con los beneficios que otorga el producto.
Un cliente satisfecho no
tiene que necesariamente ser un cliente feliz con la marca.
Lo
que deben hacer las empresas
Para tener fans, es decir,
clientes felices, las empresas deben ser competitivas en la búsqueda de un
estado de ánimo estable y que propicie una lealtad a la marca.
Para llegar a este punto
también deben generarse emociones placenteras en los consumidores. Por ello es
que el happiness marketing se basa en la emotividad de las personas, dejando un
poco de lado el aspecto cognitivo. Asimismo, la interacción con éste no debe
reducirse a transacciones comerciales.
Para llegar a su objetivo,
las empresas que busquen fans y clientes felices, deben diseñar sistemas que
les den más exactitud en la medición del conocimiento del cliente. Esto quiere
decir que deben evaluar con más eficacia y profundamente los diversos estilos
de vida, aspectos sicológicos, valores y demandas de sus clientes objetivo.
Deben aplicar criterios de
micro segmentación si es necesario, y ser más flexibles comercialmente para
satisfacer una demanda que se vuelve cada vez más personalizada. Esto provocará que el tiempo que se le
dedique al cliente sea mayor, así como los recursos.
Este tipo de marketing cobra
sentido absolutamente en mercados evolucionados, donde los clientes buscan su
autorrealización a través del consumo, como una necesidad establecida por ellos
mismos.
Se trata de un modelo de
comercialización en desarrollo y su adecuada aplicación se recompensa a través
de liderazgo en competitividad.
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