miércoles, 20 de marzo de 2013

Marketing de la felicidad




En el happiness marketing el producto es un pretexto para establecer una relación con el cliente.
Happiness marketing o marketing de la felicidad es una tendencia de marketing en la que se adoptan estilos de vida saludables o perspectivas positivas, y que está creciendo.

Ésta nació como alternativa para lidiar con crisis económicas y para incentivar a los consumidores a gastar, independientemente de su posición social e ingresos.

Lejos de destacar que este esfuerzo surgió realmente para motivar el consumo y no para fomentar el bienestar, diremos que su mensaje e intención son válidos y positivos, justamente.

En estos tiempos de contínua crisis en todos los ámbitos, a veces necesitamos un estímulo que nos haga sentir bien, contentos, y es una realidad psicológica común que en ocasiones consumimos como medio para sentir bienestar y disponer de una especie de alivio al estrés y conflictos del día a día.  ¿Te suena familiar?

Además, esta tendencia corresponde a una evolución lógica del mundo del marketing, en el que cubrir necesidades básicas o alcanzar la mera satisfacción del consumidor son objetivos que quedaron muy atrás.

Pareciera que “satisfacción” y “felicidad” son lo mismo, pero se trata de conceptos muy alejados uno del otro.

Felicidad es un concepto abstracto y ambiguo que obedece a un estado del ánimo humano. Y con base en esto, la felicidad en el ámbito del marketing es crear una relación de fidelidad con el cliente y rentabilizar los procesos de ésta con la marca.

Satisfacción es algo que el consumidor busca, aquí el producto es primordial; en cambio el happiness marketing ve al producto como un pretexto para crear un vínculo con el cliente, que es en donde reside la felicidad.

El marketing de la felicidad busca que el consumidor alcance un estado permanente de bienestar en relación con la empresa y que a partir de ello nazca un nexo.

Para lograr que un cliente sea feliz a partir de su consumo, la marca debe entregarle lo que espera y en ese empate es que se creará un vínculo de fidelidad, que trascenderá al mero momento de sentirse satisfecho con los beneficios que otorga el producto.

Un cliente satisfecho no tiene que necesariamente ser un cliente feliz con la marca.

Lo que deben hacer las empresas

Para tener fans, es decir, clientes felices, las empresas deben ser competitivas en la búsqueda de un estado de ánimo estable y que propicie una lealtad a la marca.

Para llegar a este punto también deben generarse emociones placenteras en los consumidores. Por ello es que el happiness marketing se basa en la emotividad de las personas, dejando un poco de lado el aspecto cognitivo. Asimismo, la interacción con éste no debe reducirse a transacciones comerciales.

Para llegar a su objetivo, las empresas que busquen fans y clientes felices, deben diseñar sistemas que les den más exactitud en la medición del conocimiento del cliente. Esto quiere decir que deben evaluar con más eficacia y profundamente los diversos estilos de vida, aspectos sicológicos, valores y demandas de sus clientes objetivo.

Deben aplicar criterios de micro segmentación si es necesario, y ser más flexibles comercialmente para satisfacer una demanda que se vuelve cada vez más personalizada.  Esto provocará que el tiempo que se le dedique al cliente sea mayor, así como los recursos.

Este tipo de marketing cobra sentido absolutamente en mercados evolucionados, donde los clientes buscan su autorrealización a través del consumo, como una necesidad establecida por ellos mismos.

Se trata de un modelo de comercialización en desarrollo y su adecuada aplicación se recompensa a través de liderazgo en competitividad.

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