El happyshifter es una
tendencia en la que ser feliz en el trabajo,
desarrollarse en un ambiente amable y alcanzar metas profesionales que hagan
crecer las expectativas personales por encima de un buen salario.
Lo más importante es sentirse
a gusto, y para ello enfrentan sus labores cotidianas con actitud positiva,
proactiva y llena de optimismo. Lo importante es estar cómodo y sentirse útil.
Un dato relevante es que los
jóvenes happyshifters no se comprometen con una compañía en particular, sino
que lo hacen con un trabajo cuyo cargo implica el desarrollo de un proyecto.
En caso de no estar a gusto
con su empleo lo abandonan sin problemas para irse a otra o formar una propia.
El sueldo no es determinante para retener a estos profesionales. Para ellos, la
felicidad es la clave para alcanzar el éxito.
Sin embargo, el happyshifting
no es para todos. Aplica para los profesionales, universitarios o para quienes
trabajan en corporaciones dentro de un mercado laboral; no para quienes se
desempeñan en el sector informal o para quienes el salario es vital.
Los consultores afirman que
los nacidos entre 1980 y 1990 son más afines a esta tendencia. Buscan la
confianza en los jefes, ser bien recibidos y tener orgullo de pertenencia a una
organización y el respeto.
Además, necesitan equilibrar
la vida laboral y personal y tener tiempo libre para divertirse. El rendimiento
se logra al cumplir objetivos trazados y no por el número de horas que se pasan
en la oficina.
Al final, los empleadores
deben buscar nuevas formas para retener a sus valores, pues no hacerlo implica
pérdidas económicas. Un tip: el salario ya no es suficiente; lo superan factores
como el crecimiento laboral y el ambiente en el que se trabaja.
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