Es fundamental que aprendas a reconocer los
estos malentendidos financieros. Pon atención en los cinco que te explicaremos
a continuación.
1. “La
culpa es de otro”.
Muchas veces tendemos a culpar a otros por lo que nos ocurre. En las finanzas
esto es más común de lo que creemos, en especial ante un apuro.
Sin
embargo, la verdad es que tus
finanzas son el resultado directo de tus propias acciones. Para
muchos, es una realidad muy dura de aceptar, pero el estado de tus asuntos personales
está directamente relacionado con lo que has hecho, o lo que no has hecho.
Aceptar la responsabilidad de tu propia situación no es contraproducente, es
bueno porque da licencia para empezar a tomar el control de tu situación y
corregir fallas o rebotes causados por algún revés.
2. “Si
sólo tuviera ingresos más altos”.
Éste es un gran malentendido que todos estamos dispuestos a creer cuando se
tienen problemas económicos. La situación es lo que gastas; no lo que ganas. No
importa cuánto ganes, mientras no
controles tus gastos, dificilmente lograrás tener seguridad financiera.
3. “Lo
haré después”.
El dejar las cosas para más adelante es un enemigo de la buena planeación
financiera. Muchos de nosotros dejamos para después tareas financieras que
podríamos y deberíamos hacer de manera inmediata.
A veces,
nuestros mayores arrepentimientos en la vida no son por las cosas que hicimos
sino por las que no. Si no das un mantenimiento básico a tus finanzas o
atiendes los diversos problemas de administración del dinero en el momento que
surgen, te arriesgarás innecesariamente.
4. “Sólo
por esta vez no me hará daño”.
Ser un buen administrador quiere decir que debes practicar hábitos
financieros prudentes, a diferencia de permitirte trasgresiones esporádicas y
por ende, dañarlas. Recuerda que los errores y atajos económicos no valen la
pena.
5. “Gente
como yo nunca sale adelante”.
Cuando estás ante un lío y todo aquel que conoces como tú está pasando
por los mismos retos económicos, es fácil generalizar la situación y aceptar la
noción equivocada de que la "gente como yo nunca sale adelante". La
parte de la sentencia, "gente como yo", se puede relacionar con
cualquier factor: sexo, raza, edad, título profesional, religión, formación
académica o algún otro. No importa cuál sea éste, es completamente erróneo
agrupar a todas esas personas, incluyéndote, en un solo grupo financiero. A
pesar de ciertos obstáculos, el éxito económico no sabe de razas, sexo o
diferencias religiosas.
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