Ante un clima donde
la inseguridad ha generado un ambiente de incertidumbre y desconfianza, tanto
los individuos como las compañías buscamos la forma de protegernos ante los
riesgos de ser víctimas de la delincuencia en cualquiera de sus modalidades.
Es difícil pensar que un delito puede ser un caso donde el
empleado surte la lista de útiles escolares de su hijo con la papelería de la
oficina, o el jefe que incrementa su bono personal en un 'mínimo' porcentaje a
costa del aumento de sueldo de sus empleados. Sin embargo, en realidad el
primero es un robo y el segundo es, por lo menos, un abuso de confianza.
Desafortunadamente, nos estamos acostumbrando a minimizar ciertos delitos y a
catalogarlos como simples o inmateriales hasta resignadamente expresar, como a
veces hemos escuchado a más de un empresario decir, que "negocio que no te
da para que te roben... no es negocio".
Comúnmente pensamos que el delincuente está fuera de nuestra
zona de seguridad, que puede representar la oficina o centro de trabajo, y al
sentirnos seguros dejamos de observar el entorno y confiamos en que no pasará
nada.
¿Qué es un fraude?
Podemos definirlo como "un acto deliberado de abuso de
confianza, que aprovechándose de engaños, se realiza para obtener un beneficio
sin consentimiento de la empresa afectada". Con base en esto, podemos afirmar
que los resultados de esta encuesta apoyarían la hipótesis de que en el proceso
de reclutamiento, las empresas están contratando a los empleados que
perpetrarán el 77% de los fraudes que sufra la compañía. (Fuente: Encuesta de
Fraude en México 2010, KPMG en México)
En el proceso de reclutamiento, algunas empresas se limitan
a recibir copias de documentos y no los cotejan ni validan con alguna fuente
externa. Algunas compañías también hacen exámenes psicométricos y/o socioeconómicos,
pero terminan siendo sólo un requisito más para llenar el expediente del
empleado; no hay un análisis a detalle de los mismos. Básicamente estamos
recibiendo como empleados a todo tipo personas sin ponerle algún tipo de
escepticismo a sus documentos o a la veracidad de sus antecedentes. No hay un
proceso profundo, objetivo y eficiente de debida diligencia.
La contratación de personas "recomendadas" debería
ser doblemente vigilada y analizada debido a que los delincuentes buscan llevarse a las
empresas a sus cómplices; ya sea como empleados, proveedores o incluso como
clientes. En adición, el personal recomendado generalmente funge en mandos
medios o altos, y la encuesta de KPMG muestra que, si bien el 15% de los fraudes
ha sido identificado con la alta dirección de las empresas, el impacto
económico de este grupo de ejecutivos con un perfil de entre 35 a 50 años y con
una antigüedad en la empresa de entre 10 a 15 años, es del 51% del total de los
18,200 millones de pesos del daño económico estimado de fraudes perpetrados al
sector privado en México para el año 2010.
En el proceso de monitoreo del personal, las empresas deben
considerar vigilar periódicamente la situación de los empleados, lo que ayuda a
mantenerse alerta a cambios en el estilo de vida que pueden no ser justificados,
e incluso, a repentinas modificaciones en su rutina de trabajo. Una herramienta
valiosa para mantener un monitoreo permanente es una línea de denuncia, ya que
el 48% de los fraudes fue detectado gracias a la denuncia de un empleado,
cliente, proveedor o en forma anónima.
Las empresas a través de sus cámaras, colegios, grupos,
etcétera, debiesen considerar la utilidad de compartir la información de los
casos de delitos que conozcan, de manera que se generen bases de datos de
consulta de antecedentes de los sujetos que en este momento están pasando impunemente
de una empresa a otra sin ser señalados como lo que son: delincuentes,
defraudadores o ladrones.
Desafortunadamente, muchas compañías obvian un proceso legal
al despedir a los empleados que cometieron un ilícito, generalmente por
costo-beneficio. Sin embargo, sólo se está viendo el costo inmediato, ya que el
costo intangible que genera hacia dentro de la organización ("si robo, lo
peor que me puede pasar es que me corran...") y hacia afuera, a nivel
reputacional puede ser importante.
No es una invitación a buscar culpables o sospechosos, sino
una reflexión en el cómo modernizar sus herramientas de prevención, monitoreo y
detección de fraudes que le permitan, además de controlar el acceso de personal
a su compañía, disuadir a sus empleados que por alguna razón pueden estar
presionados o motivados a cometer un delito mínimo en su compañía. Recuerde que
todo delincuente siempre comienza con un delito pequeño.
(Estudio del Gerente de la Práctica de
Asesoría-Forensic de KPMG en México)
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