lunes, 20 de enero de 2014

Caso de éxito: Una dulce experiencia


Comer un dulce es un placer que muy pocos mexicanos pueden resistir. De acuerdo con datos del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), el 90% de la población los consume. Además, México se ubica como el primer consumidor de golosinas en América Latina, donde cada año se comercializan más de 150 mil toneladas.

Aunque el mercado principal de los dulces está representado en un 80% por niños y jóvenes, este tipo de productos también va ganando espacios entre personas mayores de 25 años, señala la agencia de investigación de mercado Euromonitor Internacional.

Para aprovechar esta tendencia de consumo, Isaac Bessudo decidió emprender con Sugarox. Se trata de un “estudio de caramelo”, en donde se diseñan y producen dulces de diferentes sabores y colores de forma artesanal, conocidos como rock candy.

El empresario dice que la idea surgió hace poco más de dos años, cuando cansado de construir marcas para otros pensó en crear una propia. “Trabajé 15 años como publicista y estratega de comunicación, y durante ese tiempo me di cuenta de que cada vez más personas buscan comprar una experiencia”, recuerda.

Luego de hacer un análisis de las tendencias del mercado local y al confirmar que los mexicanos son “dulceros por naturaleza”, concluyó que su mejor apuesta era la venta de dulces con diseño.  Aunque no sólo era cuestión de comercializar caramelos, “había que crear todo un concepto alrededor”, explica el emprendedor.

Modelo artesanal

El emprendedor se capacitó durante cuatro meses en una de las principales tiendas de caramelos de aquel país, donde aprendió la técnica para elaborar dulces con un proceso artesanal.

De regreso a México, montó su estudio en un centro comercial ubicado al poniente del Distrito Federal. Apostó por un lugar visitado por personas de un nivel económico medio-alto o alto, “que está dispuesto a pagar por la experiencia”, agrega el empresario.

Sugarox atiende también al mercado corporativo, ya que en sus productos se puede incluir el nombre o logo de una empresa, siempre y cuando no sea demasiado largo o incluya símbolos muy complicados. Para ello, cuenta con una división que diseña y produce caramelos que pueden usarse como recuerdos de eventos especiales.

A poco tiempo de su apertura, la tienda ha tenido muy buena aceptación, sobre todo, por parte de los adultos. Este público es el que se ha mostrado más interesado en el proceso de fabricación y busca sabores y colores cada vez más diferenciados, como una línea libre de azúcar.

En un futuro cercano planea abrir otra sucursal. Eso sí, sin perder nunca el toque personal. “La clave para crecer y fortalecer nuestro concepto es seguir innovando con otros sabores, colores y formas”, concluye.


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