Los que mandan sobre su dinero
Estas personas no mandan sobre su dinero, sino que el dinero es quien controla sus vidas. Y eso es lo que sucede cuando uno no lleva sus finanzas personales en orden.
La única manera de quitar el estrés de nuestra vida y resolver los problemas financieros es tomando nosotros el control de nuestro propio dinero en lugar de dejar que éste nos controle. Decirlo es fácil y hacerlo también siempre y cuando tomemos la decisión.
Dirigir el dinero hacia lo que queremos
Primero tenemos que saber dónde estamos parados. Elaboremos nuestro balance personal para conocer la situación actual de nuestras finanzas personales.
Luego, tenemos que definir cuál es nuestro destino, es decir: qué queremos lograr con nuestro dinero.
Claramente no podemos decirle a nuestro dinero qué es lo que queremos que haga por nosotros (tomar el control sobre él) a menos que tengamos muy claras nuestras metas financieras.
¿Queremos salir de deudas? Entonces hagamos un plan para lograrlo. ¿Queremos construir un pequeño fondo de emergencias? Pongamos manos a la obra. ¿Queremos tener un retiro cómodo? Empecemos ya, porque el tiempo apremia.
Plan de flujo efectivo
A veces las personas se espantan cuando uno habla de hacer un presupuesto, porque piensan que es algo restrictivo. En realidad no lo es: un presupuesto simplemente es un plan para dirigir nuestro dinero hacia donde nosotros queremos que vaya.
Antes tenemos que aprender un poco de nosotros mismos: de nuestro patrón de gastos, de nuestras necesidades y también de los gustos que de repente nos damos.
Por ello, antes de pensar en hacer un presupuesto o de preocuparnos demasiado por cumplirlo registremos todos los gastos que hagamos en los próximos 30 días, los gastos grandes y los pequeños de esta manera, podremos saber en qué gastamos y seguramente podremos identificar algunos rubros que quizá no sean tan importantes para nosotros.
Con ello, podremos ver que destinamos poco dinero a nuestras metas financieras, a aquello que de verdad nos importa y, por el contrario, gran parte de lo que ganamos se nos va en cosas cotidianas, que son menos importantes.
Hacer un presupuesto es precisamente eso: asignarle a nuestro dinero un trabajo. Tener un presupuesto, más que restringirnos o limitarnos, nos permite tomar decisiones conscientes sobre nuestro gasto. Por ejemplo: quizá ya agotamos lo que habíamos asignado este mes para diversiones, pero acaba de salir una película que de verdad queremos ver. Un presupuesto nos permite tomar la decisión de recortar en algún otro rubro de gasto o incluso adquirir una deuda para poder ir a ver esa película. Es decir: nos da opciones. Nos permite tomar decisiones conscientes sobre nuestro dinero. Nos ayuda a estar en control.
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