martes, 25 de marzo de 2014

Aprende a celebrar el fracaso, un ejemplo


No es ningún secreto que el fracaso es nuestro mejor maestro. El miedo a la ruina es sorpresivamente penetrante en ejecutivos y las organizaciones que manejan. Mientras que las compañías triunfan y crecen, el espíritu de que no tenemos nada que perder, que iluminó al negocio en el primer lugar, comienza a tener baches. Lo “grandioso” le da lugar a lo “suficientemente bueno”
Celebra el fracaso de manera pública. Dentro de la oficina de NerdWallet está la “pared del fracaso” la cual está adornada con post-its de lecciones aprendidas como la de Tim Chen: “Traté de externalizar las relaciones públicas a una agencia, con la generación de ideas y todo. Tuvimos cinco hits de prensa en seis meses”.
Admitir honestamente las fallas de nuestro CEO, los gerentes y otros empleados y exponerlas para que todo mundo las vea, marcó la pauta para la empresa. De todas maneras el sentimiento expresado no puede ser solamente una placa en la pared.
Cultiva una cultura de experimentación. Los empleados deben pensar de cada acción como un experimento en lugar de algo en lo que van a ser evaluados con “aprobado” o “reprobado”. El método científico nunca ve un experimento como un fracaso, el esfuerzo nos da información, eso lleva a un conocimiento mayor sin importar el resultado. Aunque la acción le costará dinero a la compañía, al justificar el riesgo y el potencial de mejorar, vale la pena la inversión.
Sé honesto contigo mismo y con los otros. Ha habido una serie de culpas de los líderes de startups fallidas. En enero, los fundadores de Drawquest, Outbox y Prim discutieron con extraordinario candor porqué sus bebés fracasaron. En lo que debió haber sido una verdadera pérdida personal, se les habría perdonado si hubieran escogido esconderlo en el cuarto de atrás. En lugar de eso le dieron autopsias a sus fracasos de la manera más pública, ¿por qué?
En Silicon Valley (y otros ecosistemas de startup) no es necesariamente mal visto crear empresas y luego enterrarlas. De hecho, muchos fundadores de compañías fallidas encuentran más fácil recaudar dinero para su segunda empresa. Los inversionistas saben que están comprando experiencia y las lecciones aprendidas y de los esfuerzos frustrados.
En NerdWallet, empezamos juntas de negocios cada semana para discutir  los triunfos y fracasos. Hacer esto requiere honestidad entre unos y otros y con ellos mismos.
Descubre los pasos siguientes. El impulso en la mayoría de la América corporativa es minimizar los errores y barrerlos con una escoba debajo del tapete. Pero no puedes aprender lecciones a menos que examines qué fue lo que salió mal, necesitas sentarte con el fracaso y entender cuáles son los siguientes pasos. El aprendizaje debe ser procesable: debe cambiar tu comportamiento o tu estrategia.
Las lecciones aprendidas de esta manera en NerdWallet son ley. Cuando los precios del gas estaban muy altos en el 2011, gastamos una gran cantidad de dinero y tiempo al inventar una aplicación de comparación de precios que pensamos sería un éxito. Resultó que a nadie le importó. Lección aprendida: debemos hablar con los usuarios antes de escribir alguna línea de códigos. Eso ha sido invaluable en el éxito de las aplicaciones subsecuentes. 

A nadie la gusta fallar. Nos lastima nuestro orgullo y nuestra línea de resultados, pero sólo a corto plazo. Una de las citas de nuestra “pared de fracasos” es la de Winston Churchill: “El éxito es tambalearse de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. El éxito de la economía de starups de América fue construida al tejer esta idea en la tela de cómo hacer negocios cada día.

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