miércoles, 13 de agosto de 2014

Aprende a Controlar tus emociones en el trabajo




Las emociones son reacciones naturales que nos permiten ponernos en alerta ante determinadas situaciones que implican peligro, amenaza, frustración, etc. Los componentes centrales de las emociones son las reacciones fisiológicas (incremento de la tasa cardiaca y de la respiración, tensión muscular, etc.) y los pensamientos. Es necesario adquirir ciertas habilidades para manejar las emociones ya que una intensidad excesiva puede hacer que las personas las vivan como estados desagradables o les lleven a realizar conductas indeseables.

Aunque la sabiduría popular dice que los profesionales saben controlarse en el lugar de trabajo, en algún punto todos podemos quebrarnos y perder los estribos.

¿Qué hacer para no perder el control?

Debes reconocer lo que estás sintiendo, ignorar tus emociones no te permite asumirlas y superarlas. El riesgo es convertirse en una olla de presión y estallar en el momento menos adecuado.

Enojo

El primer paso es identificar qué te está molestando. Si el enojo puede desencadenar tu ira, lo más prudente es despejarte. Toma 5 minutos para salir de la oficina, da una vuelta o simplemente siéntate un momento a ordenar tus ideas.


Ira

Todos nos enojamos, pero aprender a manejarlo es crítico. De hecho, si te muestras molesto muy seguido podrías estar drenando la motivación y lealtad de los empleados. Si le gritaste a alguien de tu equipo por haber cometido un error, debes pedir disculpas.



Ansiedad

La ansiedad se desencadena cuando pensamos una y otra vez en un tema sobre el que no tenemos oportunidad de acción. Por ejemplo, si te preocupa que a tu empresa le está yendo mal y quizá te despidan, deja de pensar en la difícil situación que enfrentarás si pierdes el trabajo.


Frustración

Cuando trabajamos duro y no obtenemos el resultado esperado aparece la frustración, que a menudo nos bloquea y nos hace pensar que todo esfuerzo es inútil y que no hay otras soluciones posibles. En lugar de interpretar las situaciones como ‘fracasos’, míralos como intentos, y tómate el tiempo de evaluar la estrategia y aprender del error. Ejercita tu paciencia y prueba otra vez.



Decepción

¿Acudiste a la entrevista y no volvieron a llamarte? ¿Esperabas un ascenso y se lo dieron a otro? Es fácil sentirse decepcionado cuando las cosas no suceden, pero no sirve de mucho estacionarte ahí. A menudo nuestros fracasos parecen más importantes de lo que son, analiza qué fue lo que no funcionó y decide qué harás diferente la próxima vez.

Rechazo

El rechazo duele. Puede disminuir nuestra autoconfianza y seguridad, pero también pone a prueba nuestra perseverancia. Deja de pensar en que otros te descalifican o te juzgan, mejor piensa ¿de quién proviene el rechazo? ¿puedo obtener una crítica constructiva? ¿es una oportunidad de mejorar?

Envidia

Desear lo que otros tienen es un sentimiento negativo en el ámbito laboral, incluso puede ser destructivo. Limitarse a sufrir por la ‘buena suerte’ de los demás sin tomar acción en mejorar nuestras propias conductas, es un sentimiento inútil. Una persona segura de sus capacidades y que tiene deseos de superarse y crecer no sentirá envidia, observará en el otro lo positivo y lo utilizará para ir tras sus propios objetivos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario