jueves, 30 de julio de 2015

Evita el acoso laboral

El mobbing o acoso laboral es una de las causas del mal clima de trabajo, conoce qué es, quiénes lo provocan y cómo detectarlo

No es que se deba tomar a la ligera: el acoso laboral, también conocido como mobbing, afecta al 35 por ciento de los empleados, según una encuesta de la organización Workplace Bullying Institute de E.E.U.U; ya es uno de los principales causantes de ausentismo, baja productividad y mal clima en las empresas de México.

El término proviene del verbo en inglés to mob, que alude a los ataques violentos y agresivos que tienen ciertos animales entre sí. El mobbing se refiere a las acciones de hostigamiento que realizan uno o varios empleados en otro para provocarte miedo psicológico, debilitarlo y finalmente, hacer que renuncie.

Estos actos van más allá de las discusiones e incluyen amenazas, malos tratos, abusos, humillaciones en público, rechazo social, insultos e intimidación. Se dan de manera regular y sistemática, duran mese o incluso años, y pueden presentarse dentro o fuera del espacio laboral. Pero ¿cómo saber si en tu organización está siendo afectada por este tipo de conductas dañinas?

Y es que los agresores sienten que su trabajo corre peligro y acuden a medidas desesperadas para mantenerlo seguro y no ser reemplazados por alguien mejor que ellos. “Por ejemplo, si llega una secretaria que es guapa, con experiencia y que además hace bien su trabajo, las demás secretarias se sentirán amenazadas y reaccionarán de manera agresiva y hostil hacia la nueva integrante”, explica la especialista.

El perfil de un acosador


Según la forma en que utilizan sus fuentes de poder, se puede clasificar a los agresores en:

El ruidoso: trata de humillar a la víctima públicamente. Sus herramientas de control son el miedo y la vergüenza pública.

El crítico: acosa a sus empleados/compañeros en privado y los critica hasta el punto de humillarlos. Su poder recae en su gran capacidad y competencia.

El doble cara: es pasivo-agresivo y suele ser un adulador que busca quedar bien con el jefe. Utiliza los rumores y chismes para destruir la reputación de los demás.

El guardián: retiene información importante para la víctima (fechas de entrega, llamadas telefónicas, contactos, etc.) con el objetivo de que falle en su desempeño.

Detéctalo


La violencia en las oficinas no se da de la noche a la mañana. Ocurre dentro de un sistema que tiene distintas fases y va creciendo. Ya sea como dueño de la empresa o encargado de Recursos Humanos, debes estar alerta a los focos rojos que indiquen que algún empleado está sufriendo acoso laboral.

Por ejemplo, si notas que algún trabajador come solo todos los días, que está aislado de los demás o que no lo invitan a reuniones de equipo a propósito, toma cartas en el asunto pues es probable que esté sufriendo mobbing.

Pero ojo: lo más seguro es que la víctima no denuncie estas situaciones y los demás empleados se queden callados, ya sea por miedo, por dependencia hacia el acosador o porque disfruten el espectáculo, entre otras razones. Por eso, una buena idea es formular una encuesta de clima laboral anónima con la que puedas conocer si algún área de tu organización está siendo afectada por esta situación.

Toma nota de las etapas en que se desarrolla el mobbing y aprende a detectarlas para que puedas intervenir a tiempo en caso de que se presenten:

La seducción. El hostigador conoce a su víctima y observa cuáles son sus fortalezas, debilidades, su círculo social, el trabajo que le corresponde hacer, etc. para saber por dónde puede atacar.

El conflicto. Ocurre una diferencia de opinión o fricciones entre ambas partes –personales o laborales– y el abusador decide oprimir al otro. Si no se resuelve el conflicto a tiempo, puede dar pie al acoso.

El acoso. Una de las partes toma acción y comienza a tener actitudes molestas hacia la otra persona. El agresor tiende a buscar compañeros que estén de su parte haciendo comentarios negativos, burlas y críticas sobre la víctima. Incluso, el acosador puede llegar a agredirla físicamente.

Intervención. La empresa se da cuenta de la situación e intenta actuar. En esta fase pueden presentarse dos escenarios:

1) Exclusión. La víctima sale de la compañía por renuncia, despido o jubilación anticipada. En el peor de los casos, el mobbing puede resultar en la muerte de esta persona, ya sea por suicidio o accidentes laborales provocados.


2) Recuperación. Debido a la mayor conciencia, conocimiento y tratamiento que se le ha dado al tema en los últimos años, se crea esta nueva fase en la que el jefe y los compañeros de trabajo ayudan a remediar los daños ocasionados.

Por último, la experta sentencia que como líder de tu compañía debes erradicar el mobbing cuando lo detectes, pues “es como un gas tóxico que se expande y provoca enfermedades, pérdida de talento y fallas en el sistema”.

Conclusión: no ignores el problema hoy, porque mañana se convertirá en algo que saldrá de tu control. El acoso laboral puede afectar el rendimiento de un trabajador.



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