jueves, 27 de agosto de 2015

Cómo fomentar una cultura de transparencia

Un espacio de trabajo productivo y saludable permite que la información fluya libremente entre empleados y directivos.

La sabiduría convencional afirma que el conocimiento es poder, y siempre hemos asociado este mantra con el éxito que han obtenido los líderes, ya que ellos los validan, y respecto a la posición que hoy ocupan, comprendemos por qué esconden la información a sus competidores y, con frecuencia, de los mismos compañeros de trabajo.

Recientemente este proverbio ha cobrado un significado nuevo para la industria. Nos hemos percatado de que este concepto (“el conocimiento es poder”) puede ser interpretado y aplicado de una forma positiva en el trabajo.

Un espacio de trabajo productivo y feliz, permite que la información fluya libremente para empoderar a los empleados. Es un espacio transparente, donde el conocimiento y las ideas viajan en todas direcciones y donde todas las personas tienen la información que necesitan para invertir en el crecimiento de la compañía, realizando sus funciones de la mejor manera posible.

¿Por qué es importante la transparencia para la cultura de una compañía? Porque ayuda a construir lazos más fuertes entre los empleados, sus jefes y la compañía en sí misma. Pero instaurar una auténtica cultura de transparencia en una empresa de rápido crecimiento es un verdadero reto.

¿Cómo implementarlo?


1.- Promueve el dialogo con tu equipo

Alienta a tus empleados de todos los niveles a hacer preguntas, a expresar todo lo que pase por sus cabezas. Asimismo, sé honesto con ellos y mantente abierto a tocar temas polémicos. Siempre comunícales cuál es el objetivo de la empresa, las metas concretas y las estrategias que se tomarán para alcanzarlas.

Para ayudar a que todos se sientan cómodos expresando sus pensamientos o dudas, ofrece espacios que inciten al diálogo, por ejemplo: una reunión mensual de preguntas y respuestas en la cual los empleados puedan realizar interrogantes de manera anónima, o espacios semanales para generar un diálogo más íntimo.

2.- La apertura no es suficiente

Ser transparente a veces requiere permitir el libre acceso a un mar de información, de modo que cualquiera  pueda construirlo. Pero esto podría no ser suficiente. El volumen de información y los tecnicismos de la industria pueden ser intimidantes para algunas personas.

Por eso es importante proveer un contexto, añadir comentarios y proporcionar claridad sobre lo que esta información realmente significa para diferentes personas.
Pregúntales a los empleados qué es lo que quieren saber, y establece un proceso para entregarles esa información de una forma eficiente y digerible.

3.- Enseña tu equipo a dar y recibir retroalimentación honesta

Por su puesto, lo primordial en este punto es que los líderes de los equipos y los directivos de la empresa pongan el ejemplo, es decir, que estén abiertos a recibir sugerencias y opiniones y dispuestos también a responder dudas e inquietudes. Sin embargo, también es importante que fomentes la interacción entre los miembros de tu equipo.

Para esto puedes crear un grupo de conversación en el cual compartan sus dudas, comentarios, sugerencias, etc.

4.- Comparte las malas noticias de manera proactiva

A los empleados no les gusta que los mantengan en la oscuridad, en especial si sienten que algo importante o inquietante está sucediendo tras puertas cerradas. Les gusta estar informados sobre asuntos importantes y cambios organizacionales, aunque no se trate de una gran noticia. Entender el contexto de una determinada situación les ayudará a tener más empatía con las decisiones difíciles que tomes como líder de una empresa.

Si retienes información, las personas simplemente llenarán los huecos con sus teorías y con frecuencia, asumirán lo peor, de esta forma, se dará una especie de teléfono descompuesto.

Los rumores transmiten ansiedad y tensión en todos los niveles de una compañía. Si únicamente compartes buenas noticias, tus trabajadores pensarán de inmediato que vives en un mundo rosa o que quieres engañarlos a propósito. Compartir malas noticias es construir un vínculo de confianza.


No hay una fórmula mágica, pero comprometerse con la transparencia auténtica y tomar pasos pequeños es un gran comienzo.


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