En el momento que elegimos un sendero, invitamos inmediatamente a
nuestras vidas a la totalidad de fuerzas positivas o negativas asociadas con
este camino.
Somos
empujados a vivir por nuestra elección un mundo nuevo.
Nuestras
elecciones y decisiones son la consecuencia de nuestra felicidad o sufrimiento,
y ser protagonista de nuestra circunstancia evita la tentación de sentirnos
víctimas.
El precio de
la inocencia es la impotencia, estar a merced del sufrimiento y de la
frustración por la comodidad de pensar que no somos responsables y que las
cosas suceden. Ser responsable y consciente en la toma de elecciones marca el
derrotero de nuestro éxito o fracaso.
La clave es
formar parte de la situación con valentía para generar soluciones. Es
desarrollar: responsabilidad incondicional; integridad; comunicación;
negociación; coordinación; emociones conscientes; competencia emocional; para así,
erradicar la culpa incondicional, egoísmo, arrogancia, narcisismo, negligencia,
emociones inconscientes e incompetencia emocional.
En el momento
en que tomamos consciencia y estamos atentos a nuestro mundo interior y el que
nos rodea, es lo que nos
permite adaptarnos a nuestro medio y actuar para potenciar nuestra vida. Soy el
capitán de mi mente, el dueño de mi destino, nada ni nadie será tan importante
para hacerme sentir mal.
Recuerda: el
cambio viene desde adentro.
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