Un hecho interesante
es que, pasado el verano, crece el deseo de cambiar de trabajo. Esto se debe a
varias razones, entre las que destaca el hecho de que las vacaciones ofrecen un
espacio para la reflexión, en el que es común plantearse nuevos objetivos y
buscar nuevas motivaciones de cara al nuevo curso.
Todo esto hace que
las empresas tengan que enfrentarse al siguiente reto: aprender a retener
el talento dentro de sus organizaciones.
La respuesta debe ir
más allá del plano económico, ya que pese a ser un factor de decisión
importante, no es el único que el trabajador tiene en cuenta. Para evitar la
fuga de cerebros es imprescindible promover las relaciones de confianza entre
los empleados dentro de la organización.
Cuando un trabajador
establece una relación de confianza con uno de sus compañeros, cuenta con que
este le ayudará y le apoyará si surge una situación difícil. Lo que contribuye,
además, a sobrellevar mejor el estrés y las presiones del día a día.
Para lograrlo, es
imprescindible tender puentes entre los diferentes departamentos y no solo
dentro de un mismo equipo, ya que de este modo se amplían las posibilidades de
que un empleado establezca relaciones sólidas y duraderas dentro de la
organización.
El hecho de facilitar
la interacción entre departamentos contribuye, además, a incrementar la
productividad y la innovación en la empresa, puesto que permite poner puntos de vista en común de perfiles profesionales muy diferentes,
facilitando así, que se identifiquen nuevas oportunidades de negocio.
Existen diferentes
estrategias para fomentar esas relaciones de confianza, como por ejemplo, la
posibilidad de colaborar en actividades deportivas o programas sociales de
forma conjunta, entre otros.
Participar en un
desafío deportivo puede ser una manera para que los profesionales
pertenecientes a las diferentes áreas de la organización, entren en contacto, además,
esto promueve el trabajo en equipo y permite que el trabajador se sienta parte
de un proyecto.
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